Malware

Por , publicado el 17 de octubre de 2012

El lenguaje se renueva constantemente y en el proceso creativo del léxico es fácil que un sintagma que antepone el adjetivo al nombre termine siendo un solo nombre compuesto. Ocurre con palabras como “malarrabia”, “malasangre”, “malhumor”, o “malnutrición”. Más fácilmente se forma un adjetivo con la reunión de dos: “malacostumbrado”, “maleducado”, “malentendido”, “maloliente”. No faltan algunos verbos: “malbaratar”, “maldecir”, “maltratar”. No debe extrañar que los que se forman con “mal” predominen sobre los que se forman con su antónimo: “bienvenido”, “bienestar”. Y es que usamos las palabras según nuestras necesidades, y por lo general nos urge sobremanera alarmar a los otros de la presencia de algún mal y no tan a menudo reparamos con más calma en todos los bienes que nos ofrece la divina Providencia.

He visto en las páginas de un periódico, el día martes en que se celebraba el aniversario de Internet, que muchas recomendaciones se orientaban a evitar amenazas como los “phishing”, “cyberbullying”, y toda suerte de “malware” y otras cosas que nos amenazan en ese mundo electrónico. Creo que el término común para todo eso es el de “virus” ya sin necesidad de especificar siempre su carácter informático. Esta última composición parece original del inglés (malicious software) aunque en ese idioma es más usual el término “badware”. Se ha formado a partir de la deglutinación de “hardware” que de significar cualquier elemento de ferretería pasó a designar al conjunto de componentes que forman parte de la parte material de un equipo informático, al igual que “software”, cuya traducción al castellano resultaba tan extraña que se reemplazó solo en parte por el genérico “programa”.

Veo que “malware” se traduce con un calco: “código malicioso”, y no advierto cuál será la solución que logre prosperar en este campo léxico tan vertiginoso. Ya no se escuchan (afortunadamente) los aberrantes “deletear” o “mouse” que encontraron una traducción exitosa: “borrar”, “ratón”, pero otros anglicismos electrónicos como “resetear” o “escanear” han logrado pervivir en este ámbito en que no pocas palabras (como “disquete”) quedan obsoletas (igual que la tecnología que delatan).
Ignoro también si se adaptará un tanto su pronunciación [malwáre] o se imitará de forma más o menos precaria [málwer]. O quizás su emplea se reduzca solo a lo escrito en el universo Internet. Lo que vale destacar es que la lengua demoraba siglos en incorporar esta clase de composiciones que ahora se presentan sin más ni más.

En el Quijote podemos leer que Montesinos le relata en la famosa cueva salmantina las penas de Belerma y “la desgracia de su mal logrado amante”, y es que Durandarte no logró la victoria sino que pereció en el famoso sitio de Roncesvalles. La Miscelánea de Luis Zapata de Chávez (hacia 1592), trae una respuesta ingeniosa: “Tras un muy mal criado, entra en el teatro otro de demasiada buena crianza, para que echando el compás en medio pase en su punto la buena crianza y cortesía”. Cuatro siglos después decimos “malogrado” y “malcriado” en una sola palabra sin pensar en los criados y los logros de los que proceden.

En este mundo globalizado podemos incorporar así nomás una composición inglesa sin imaginar su significado ni reparar en la extraña ortografía que lo arropa, y podemos pronunciarla dándole el acento en el primer componente cuando proviene de una apócope, átona en todos los demás compuestos castellanos con mal-, que se acentúan en el segundo, y todo ello con la misma naturalidad con la que podemos mandarlo a la papelera de reciclaje, o mejor aún, botarlo de una vez al tacho de la basura.

Carlos Arrizabalaga L.

2 comentarios

  • Arielle dice:

    Soy hablante de inglés, es mi idioma nativa y vivo en E.E.U.U. Antes de leer este artículo, nunca había oído ni visto la palabra “badware”. Siempre se dice “malware”.

  • Carlos A. Gainza dice:

    A “malware” le veo muy poca relación con “malogrado”, deriva de la contracción de dos términos: de “malicious software” a “mal-ware”, así como “transistor” se formó de “transfer resistor”.
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    Algo que está malogrado no creo que quiera decir que fue mal logrado. Así se formó el idioma.
    .
    Coincido con Arielle, nunca he visto ni oído eso de “badware”.

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