Los trabajadores no trabajamos este Día del Trabajo

Por , publicado el 1 de mayo de 2012

Hoy es el Día del Trabajo y, como es de conocimiento general, muchos de nosotros no asistimos a nuestro centro de labores. Decir, entonces, “los trabajadores no trabajamos este día del trabajo” no es correcto no solo porque muchos sí lo hacen, sino por la misma construcción gramatical redundante.

En el sentido negativo la redundancia es la repetición o uso excesivo de una palabra o concepto (DLE, 2014). Alude a un pleonasmo vicioso que emplea vocablos superfluos e innecesarios que dificultan la claridad en nuestra expresión al duplicar la idea dicha. Por ejemplo: “Suele tener a menudo mal humor” (Suele tener mal humor);  “Volar por el aire (Volar)”; “Muy óptimo” (Óptimo); “Salí de dentro de la casa” (Salí de la casa); Mira esa piara de cerdos (Mira esa piara).

Hay redundancias de diversos tipos. Tenemos aquella que enuncia varias veces la misma palabra, lo cual pone de manifiesto pobreza de vocabulario o monotonía: “Es un hecho que ha hecho un esfuerzo y esto se ve en el hecho mismo de que ha hecho su trabajo sin la ayuda de nadie”. En todo caso, debió decirse: “Es una realidad que se ha esforzado y esto se ve en el hecho mismo de que ha realizado su trabajo sin ayuda”. No debemos formular la misma palabra cuando no es pertinente porque no somos como la ninfa Eco, que según el mito fue castigada por la diosa Hera y, por eso, al pronunciar algo se repetía.

Existe otra redundancia que no repite la misma palabra, pero sí la misma idea: belleza estética; casualidad imprevista; hablar tres idiomas diferentes. Notamos que los significados de unas palabras están contenidos en otras del mismo enunciado. Bastaría: la belleza o la estética; una casualidad o un imprevisto;  hablar tres idiomas o ser trilingüe.

Por otro lado, está la redundancia positiva que según la Teoría de la Comunicación es viable solo para evitar malentendidos o errores de decodificación en el proceso comunicativo. Se intensifica, subraya o repite el mensaje a fin de que no haya pérdida de información por mala recepción e interpretación o por el canal defectuoso. Se puede elevar la voz, emplear el subrayado, las mayúsculas, repetir un mensaje literalmente o la misma idea con otras palabras para garantizar la comunicación efectiva.

Una muestra de redundancia positiva es el epíteto, figura retórica que enuncia la cualidad intrínseca en el sustantivo con fines de expresividad literaria: verde prado; roja sangre; blanca nieve; ardiente fuego. No obstante, emplear estas formas en textos formales, cartas o documentos oficiales sonaría afectado.

Debemos evitar siempre la redundancia negativa. Algunos consejos serían: Eliminar las palabras innecesarias: “Esa doctora en Lingüística es una doctora experta en la Lengua” (Esa doctora en Lingüística es una experta); “Apaga la hornilla porque está prendida y te puedes quemar” (Apaga la hornilla); “¿Le cortaron sus uñas de sus dedos?” (¿Le cortaron las uñas?). Cambiar alguna palabra por otra sin alterar el sentido del escrito: “Valora en todo lo que valen tus valiosas acciones” (Aprecia en todo lo que valen tus meritorias acciones); “El nuevo trabajador ha considerado los términos del contrato, pero considera que se le ofrece poco dinero” (El nuevo trabajador ha examinado los términos del contrato, pero considera que se le ofrece poco dinero). Variar la redacción respetando la idea: “Comí una deliciosa comida ligera antes de la cena” (Tuve una merienda deliciosa); “Cuando era niña era muy feliz, echo de menos tanto ser niña” (De niña era feliz, extraño tanto mi infancia).

Así que, estimado lector, pensemos en estos consejos para obviar la famosa expresión “valga la redundancia” al emitir construcciones como la del título inicial, que ahora cambiamos por: “Algunos trabajadores no laboramos este martes, primero de mayo”. Para todos ¡Feliz Día del Trabajo!

Carola Tueros

2 comentarios

  • Carlos Felipe Hernandez Villarreal dice:

    ¿No es una redundancia escribir dos adjetivos sinónimos para indicar la misma condición?
    “Superfluo” e “innecesario”, por ejemplo, como aparece al principio de la presente publicación, por demás interesante e ilustrativa, ciertamente.
    Ω

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