¿Lo dejamos en “suspenso”?

Por , publicado el 18 de febrero de 2013

“Lo peor del amor es cuando pasa,

cuando al punto final de los finales

no le siguen dos puntos suspensivos…”.

Estos tres versos concluyen el poema Puntos suspensivos (2000) de Joaquín Sabina. En él, el cantautor español reflexiona acerca de lo que trae consigo el desamor. La alusión metafórica a los signos ortográficos nos sirve para explicar algunos aspectos relacionados con los puntos suspensivos, que en el poema hacen referencia a que la historia ha llegado a su fin sin la esperanza de poder continuar con la persona amada.

Los puntos suspensivos son un signo ortográfico constituido por tres puntos consecutivos, reciben este nombre porque, precisamente, uno de sus principales usos en la escritura es el de dejar en suspenso el discurso. A pesar de ser tan clara su naturaleza, hay ciertas veces en que los hablantes cometen errores al usarlos en sus escritos.

Determinados signos ortográficos –como los interrogativos y los exclamativos– se pueden repetir para intensificar la modalidad enunciativa expresada (sorpresa, enfado, orden, etc.): ¡¡¡Qué cosa!!! ¿¿¿¿Cómo dices???? Pero, esto no es posible con los puntos suspensivos: no por poner más puntos suspensivos se intensifica lo que expresan, especialmente el suspenso. Así lo recalca la Real Academia Española: “Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (…) –y solo tres–”. Por más largo que sea el enunciado ocultado por ellos solo se deben escribir tres puntos suspensivos: “Bien dice el dicho: Quien mal anda…”.

Los puntos suspensivos también se utilizan para sustituir a la palabra etcétera o su abreviatura (etc.). En este caso, se escriben al final de enumeraciones abiertas o incompletas. Debe evitarse redundar con la aparición conjunta de ambos elementos: *Me gusta todo tipo de ensaladas: De la Casa, Campestre, César, Mexicana, etcétera… Lo más apropiado es quitar uno de los elementos, como en “Me gusta todo tipo de ensaladas: De la Casa, Campestre, César, Mexicana…”. Nótese que, además, ya no se escribe la coma después del último elemento o antes de los puntos suspensivos.

En cuanto a su combinación con otros signos, seguramente, más de uno habrá tenido la duda de si escribir o no un punto final o un punto y seguido después de los puntos suspensivos. Cuando a estos les sigue el final del enunciado, nunca se debe colocar un punto adicional, basta con escribir con mayúscula inicial la palabra siguiente para saber que los puntos suspensivos han cerrado el enunciado anterior: “Si tuviéramos más dinero… El caso es que no lo tenemos y hay que conformarnos con lo que hay”. Por el contrario, si no cerraran el enunciado se continúa escribiendo con minúsculas: “Quiero decirte que… no aceptaré tu propuesta”.

Para terminar, y aprovechando la fiesta de San Valentín celebrada hace poco, conviene pensar que a la letra de Sabina podríamos darle un toque de esperanza: Lo mejor del amor cuando pasa (‘termina’) es atrevernos a desterrar los puntos suspensivos, poner un punto final para cerrar la historia y empezar a escribir otras en hojas aparte.

Claudia Mezones Rueda

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