La elipsis: de la sintaxis a la narración

Por , publicado el 23 de septiembre de 2019

Tal como delata su etimología (del latín ellipsis y este, a su vez, del griego élleipsis, que significa ‘falta’ o ‘carencia’), la elipsis consiste en la omisión de un elemento de una estructura. Sin embargo, esta definición genérica designa fenómenos de la realidad bastante variados en cuanto a su forma. Existen, pues, diferentes tipos de elipsis, según la extensión del segmento omitido, el tipo de estructura en que se omiten y el efecto que produce la omisión. Así, el termino se emplea en distintos niveles del objeto lingüístico: desde la sintaxis hasta la narratología, pasando por la lingüística del texto y la retórica.

En el estudio de la sintaxis, la elipsis se entiende como la elisión de un elemento de la oración cuyo sentido y función son sobreentendidos en el contexto. Por ejemplo:

Raúl es deportista, tiene una rutina de entrenamiento muy rigurosa.

Ya que aparece en la oración anterior, es bastante claro para el lector que quien tiene una rutina es Raúl. Así, parafraseando la definición de Gutiérrez Ordóñez (Principios de sintaxis funcional, 1999), la elipsis sería un fenómeno lingüístico según el cual se omiten elementos de un enunciado sin que esto perjudique su sentido ni su gramaticalidad. Como indica José María Brucart (“La elipsis”, en el tomo 2 de Gramática descriptiva de la lengua española, de Bosque y Demonte, 1999), básicamente son dos los elementos que se omiten con naturalidad en un discurso: un nombre (elipsis nominal) y un verbo (elipsis verbal), e incluso un predicado entero:

Ella tiene un auto, yo no tengo.

Sofía sale a las 10, yo a las 11. (Nótese que la mente es capaz de suponer la conjugación salgo.)

Me da el helado de coco y el de limón.

Mañana iré por ahí, hoy no.

Estas elipsis se dan principalmente en la lengua oral, puesto que su uso responde a un principio de economía

—El profesor corrige los exámenes.

—Y su asistente?

—Toma.

Muchas veces, en una comunicación presencial, algunas palabras de los enunciados se suprimen porque se sobreentienden en el contexto extralingüístico o se reemplazan por señalamientos gestuales. Es ahí que la elisión pasa a ser preocupación de la pragmática. Pero si bien la lingüística es descriptiva, por procurar una expresión clara, la normativa no aconseja el uso de elipsis que devengan en ambigüedades y confusiones para el receptor.

La perspectiva de la lingüística del texto sobre la elipsis tiene implícita una valoración. Como Manuel Casado indica (Introducción a la gramática del texto español, 1997), existen dos tipos de elipsis: anafórica, cuyo sentido depende del contexto verbal, y no anafórica, dependiente del contexto extralingüístico y ejemplificada como propia del habla coloquial. La elipsis anafórica se considera un recurso que beneficia la cohesión de un texto, propiedad sin la cual este no podría ser aceptado como tal por el público. La no anafórica, en cambio, no es cohesiva. Esa cohesión refuerza la unidad al hacer que distintas oraciones sean interdependientes para tener su sentido total. Suele ser una estrategia en las definiciones y descripciones:

María Gracia es alta para su edad. Sus ojos son peculiares: son muy redondos. Tiene el cabello negro y los ojos también.

La misma posición valorativa respecto de ciertas formas de elipsis se observa en la retórica (y la poética). Esta se estudia según los efectos plásticos, dinámicos o afectivos que ocasione en el discurso. La retórica, además, contempla una forma particular de elipsis que llaman zeugma, que consiste en engarzar frases y oraciones al hacerlas depender de una palabra que aparece solo una vez. Al inicio del Quijote, Cervantes emplea un zeugma para dar un efecto acumulativo:

Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.

Sin embargo, también se conoce como elipsis a la supresión intencional con fines artísticos de unidades lingüísticas más extensas, segmentos supraoracionales constituyentes de una estructura mayor. Así, en narrativa se llama elipsis a la omisión de una parte de la historia, que usualmente otorga al argumento mayor acción, y en esta deben estar al menos implícitas las partes no incluidas de la historia. La forma más conocida es el inicio in media res, cuando se suprime la introducción. Tal es el caso del Poema de Mio Cid, que inicia con la reacción del Cid luego de haber sido desterrado por el rey Alfonso:

De los sus ojos fuertemente llorando…

Otro caso muy conocido es el del microcuento de Augusto Monterroso:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Con una economía absoluta, Monterroso prescinde de introducción y desenlace. Sugiere con el adverbio todavía el tiempo pasado y la sensación de hartazgo, que tensan la pequeña escena. En poesía lírica también se emplea la elipsis en pro de reproducir un instante emotivo en toda su intensidad. Buen ejemplo es el romance que inicia con la expulsión de Doña Urraca al Cid:

—¡Afuera, afuera, Rodrigo,
el soberbio castellano!
Acordársete debría
de aquel buen tiempo pasado
que te armaron caballero
en el altar de Santiago,
cuando el rey fue tu padrino,
tú, Rodrigo, el ahijado;…

Otro ejemplo, con diferente efecto, es el del poema “Ananké” de José María Eguren:

Lanza el oboe vespertina queja;
y vagamente la virtud se aleja.

Se mira humoso el castillo roquero;
allí principia el cántico agorero.

Vuelve hacia mí tu labio purpurino
que ríe los silencios del Destino.

Tienes la frente azul y matutina;
es un goce fatal que la ilumina.

Continuaré mi verso desolado;
tú lo puedes oír porque has pecado.

Ve la felicidad pura, tangible.
—No la quiero mirar porque es horrible.

—Cierra tus ojos niña;… ¡entonces muere!
—Yo no debo morir, Dios no me quiere.

El poemita relata una separación y no solo prescinde del inicio, sino también de transiciones. Con ello, el discurso se secciona en pequeños cuadros independientes que ganan intensidad emocional y plástica.

Como se observa, al ser un fenómeno multiforme, la elipsis despierta interés en distintos campos del análisis lingüístico. Y, de hecho, como reconoce Hernández Terrés (“Nuevas reflexiones en torno a la elipsis”, en Revista de Investigación Lingüística, 2001), todavía quedan divergencias en cuanto a su definición y su descripción.

Renato Guizado

Referencia de la imagen: Tomada de Presentación elipsis, disponible en https://www.slideshare.net/reinil/presentacin-elipsis-38068719?from_action=save

 

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