HP en la UDEP

Por , publicado el 3 de mayo de 2012

Para los no familiarizados con el mundo académico, puede resultar extraño que los alumnos universitarios hablen de HP no como la marca de computadora ni de impresora ni mucho menos de la calculadora científica, sino del curso de Historia del Perú. Y es que, cada vez es más frecuente escucharlos usando estos acortamientos conocidos con el nombre de siglas.

Las siglas, que han sido llamadas por Dámaso Alonso “el gris ejército esquelético”, se cuentan por centenares en todos los ámbitos. En nuestro medio, no solo las usamos sino que incluso abusamos de ellas: CTAR, ONG, ONPE, INC, FONDEPES, IMARPE, SUNAT… Decimos que abusamos porque cada vez es más frecuente recurrir a ellas. En el medio universitario nos sirven para designar asignaturas AF (Antropología Filosófica), dependencias STAI (Servicio Técnico y Auditoría Informática), programas académicos ADS (Administración de Servicios), institutos y escuelas ICF (Instituto de Ciencias para la Familia), ETS (Escuela Tecnológica Superior), y hasta formas de ingreso TAA (Test de Aptitud Académica) y PAE (Prueba de Aptitud Escolar).

De forma general, podemos decir que existen siglas que se leen tal como se escriben: ONU, UNESCO, OTAN; otras, en cambio, pueden resultar bastante impronunciables, por lo que las deletreamos: FMI [éfe-éme-í], DDT [dé-dé-té], AFP [á-éfe-pé]. Algunas, incluso, coinciden con formas de conocimiento general, por ejemplo, FM no es Frecuencia Modulada, sino Filosofía Moderna en la Facultad de Humanidades.

Hay que destacar que muchas siglas acaban incorporándose como palabras de uso común y como tales se escriben en minúsculas; así, muy pocos saben que láser es la sigla de Light Activation by Stimulated Emision of Radiation, radar lo es de Radio Detecting and Ranging, inri es Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum (Jesús Nazareno rey de los judíos y que, como sustantivo común, tiene más bien un matiz de burla o de afrenta), y bividí o bivirí procede de BVD por Bradley, Voorhees & Day, los creadores de esta singular prenda. Ahora se tiende a escribirlas sin puntos ni blancos de separación, con mayúsculas y minúsculas –Udep, Foncodes, Indecopi, Apra–, e incluso llegamos a formar palabras derivadas: udepino, aprista, aprismo, antiaprismo…

En general, cabe precisar que las siglas se forman con la primera letra de cada palabra sin artículos y sin nexos de relación (preposiciones y conjunciones); pero si tomamos en cuenta alguno de estos para facilitar la pronunciación, o las dos o tres primeras letras, entonces son sigloides (también conocidos como acrónimos): PYME (Pequeña y Mediana Empresa), UDEP (Universidad de Piura), SUNAT (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), MINSA (Ministerio de Salud).

Asimismo, como ya hemos señalado, algunas de estas creaciones son muy arbitrarias; HB, por ejemplo es la sigla de Historia Universal II en Humanidades, mientras PH2 lo es en Educación. En el caso de  EE. UU., FF. AA., EE. GG., y AA. HH. no se trata de siglas sino más bien de abreviaturas y se repiten las letras porque las dos palabras están en plural: Estados Unidos, Fuerzas Armadas, estudios generales y asentamientos humanos. En estos casos, se escriben con punto y con un espacio de separación entre los dos pares de letras, aunque actualmente en nuestro medio el espacio ya no se mantiene; y como ocurre siempre en las abreviaturas, se leen las palabras compuestas, así SS. HH. no es [ése-ése-áche-áche] sino servicios higiénicos.

Este fenómeno de creación de siglas, que ha copado todas las esferas, ha llegado también al ámbito de los nombres propios. En los años 70 apareció en la TV un jovencísimo Larry Hagman –JR– (John Ross), quizás el primero en hacerse famoso por su criptónimo, sigla referida al nombre de pila y apellidos. Si bien en nuestro país tenemos a un conocido PPK (Pedro Pablo Kuczynski), esperemos que no calen en el ámbito universitario, y que no terminemos siendo EGC, PPS o STJ, en boca de los alumnos.

Eliana Gonzales Cruz

Un comentario

  • Gaby Trinidad dice:

    Muy interesante artículo, sin embargo, en lugar de resignarnos a terminar llamándonos con las siglas de nuestros nombres y apellidos, debemos inculcar en los jóvenes y niños, la escritura completa de los textos independientemente del medio que estén usando para comunicarse, incluido el internet y los celulares, porque está comprobado que la fuerza de la costumbre hace que cualquier actividad, por más desagradable que sea se vuelva un hábito, y señores, desarraigar un mal hábito es una tarea titánica…

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