¿A quién escuchamos? El hablador, de Mario Vargas Llosa

Por , publicado el 7 de octubre de 2014

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A estas alturas, recomendar una novela publicada ya hace 27 años puede parecer un poco excesivo, sobre todo cuando el autor ha publicado, desde entonces, nueve novelas más, veinte libros de ensayos o artículos o cuatro obras de teatro. Sin embargo, quizás por ello mismo, por su afán de seguir escribiendo, por el sentido que esta breve novela da a toda su obra literaria, anterior y posterior, a su propio ejercicio de la escritura y también, por qué no decirlo, porque por ser de Mario Vargas Llosa cuenta con presencia asegurada en las librerías de todo el país, El hablador más que perder actualidad, la debería ir ganando novela a novela.

La estrategia narrativa del autor es compartida por todas las novelas que ha escrito después. Dos hilos narrativos se van cruzando hasta que, de un modo u otro, ambos se explican mutuamente. En este caso, la cara de la novela –los capítulos impares–, son de corte autobiográfico y suponen una reflexión permanente sobre la vocación literaria del autor y, de paso, una explicación de la relación de amistad que mantenía con “Mascarita”, sobrenombre de Saúl Zuratas, al lado de quien trabajaba en el archivo de Raúl Porras Barrenechea. Son los tiempos en que Vargas Llosa alterna su trabajo de secretario con el de redactor para la radio Panamericana, los tiempos previos a la tía Julia. Son los tiempos en que Vargas Llosa busca el camino para ser lo que llegará a ser después, un escritor de vocación.

Son los tiempos, también, en que Mascarita, brillante estudiante en San Marcos, sufre la discriminación de quienes no toleran la mancha que, desde su nacimiento, cubre la mitad de su rostro. Todo ello se relata desde un presente en el que el narrador Vargas Llosa repasa el viaje temporal que ha recorrido desde que lo conociera hasta el presente. Nos habla así de sus lecturas, de la admiración y el desengaño suscitados por el marxismo y del recorrido del Perú contemporáneo desde el primer gobierno de Belaúnde hasta el regreso de una débil e incipiente democracia, luego del paréntesis de la dictadura militar (http://www.elhablador.com/rivas.htm).

Crisanto Pérez Esain
Universidad de Piura

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