Un sufijo poderoso 

Por , publicado el 23 de marzo de 2022

Hace poco más de una década, parecía que la palabra reiniciar recularía ante la fuerza de resetear y que esta terminaría desplazándola. Sin embargo, no sucedió así y reiniciar sigue ocupando su lugar firmemente. Dentro del contexto nacional, la lengua española ganó un verbo polisémico cuando la palabra pachamanca derivó en pachamanquear. ¿Qué tienen en común resetear y pachamanquear? Ambos son verbos que terminan en –ear.

Los hablantes creamos y derivamos palabras, como los verbos, y para ello nos apoyamos en determinados morfemas denominados afijos. En el proceso de derivación, por ejemplo, unimos a una base léxica un afijo para crear una nueva palabra: cocinero (sustantivo) y cocinar (verbo) derivan del sustantivo base cocina.

Para formar verbos, existen varios sufijos derivativos: –ar, –ear, –ecer, –izar, –ificar, –etear. De todos ellos, el más productivo es –ear, que proviene del latín vulgar -idiãre, -izãre, que se remonta al griego -ιζειν (-idzein), y que significa ‘repetición, costumbre’. Este actúa sobre adjetivos (cojo > cojear), sustantivos (gota > gotear), verbos (correr > corretear) y, en menor grado, sobre pronombres (vos > vosear) e interjecciones (arre > arrear). Llama la atención que el sufijo –izar, igualmente productivo, tenga el mismo origen: esclavo > esclavizar, útil > utilizar, eterno > eternizar. Pero, al margen de su origen, nos interesa su carácter productivo a la hora de formar verbos a partir de palabras extranjeras.

En el Diccionario etimológico de los sufijos españoles (David Pharies, 2002) descubrimos que la productividad de este sufijo ya era manifiesta en el siglo XIII. Numerosos verbos derivaron de sustantivos: acarrear < carro, vocear < voz, campear < campo, burbujear < burbuja, gotear < gota, pasear < paso, etc., y de los dobletes sinónimos que surgieron por su alternancia con el sufijo -ar, como agujerar ~ agujerear, bastardar ~ bastardear, sortar ~ sortear sobrevivieron los terminados en -ear.

En tiempos actuales, seguimos notando su gran poder derivativo. Por ejemplo, se han quedado y adaptado a nuestro sistema ortográfico y fonológico algunas voces del inglés que responden a diferentes áreas de la cultura y han formado derivados verbales como batear, boxear, golear, noquear, faulear, formatear, escanear, zapear, trolear, tuitear, cliquear, chequear, agendar, etc. Su alto nivel productivo también se observa en los híbridos ortográficos, palabras que son el resultado de la combinación de segmentos que pertenecen a dos lenguas y que obedecen a reglas dispares.  Este tipo peculiar de enunciados surge en situaciones de contacto de lenguas, en espacios no necesariamente geográficos, como en el mundo de los videojuegos, donde actividades y objetos están denominados en inglés (Crónica de la lengua española 2020). Sin embargo, los jugadores, además de la pronunciación, españolizan estas denominaciones manteniendo la grafía de la base y añadiéndoles el sufijo -ear para la creación de verbos: feedear (de feed ‘alimentar’), que se pronuncia /fedear/ y no /fidiar/.

Si predominan verbos en el léxico de los videojuegos es porque en ellos abundan las acciones, de allí que mencionaremos baitear (de bait, ‘cebo’, ‘actuar como cebo para distraer a los enemigos’), burstear (de burst, ‘ráfaga’, ‘causar el mayor daño posible para ganar el juego’), carrear (de carry, ‘arrastrar’, ‘hacer ganar al equipo con mi solo esfuerzo y habilidad’). Debemos notar, además, que la creación de híbridos no es prerrogativa del mundo de los videojuegos, pues también son híbridos términos surgidos del ámbito de la información y las redes sociales como googlear, facebookear, instagramear, linkear, tiktokear, frickear, spoilear, lookear, entre muchos otros.

Finalmente, cabe señalar que es notorio el nivel de productividad del sufijo –ear, no solo en la derivación de verbos a partir de vocablos propios, sino también de voces prestadas de otros sistemas lingüísticos; así, si en español actúa mayoritariamente sobre bases sustantivas, en inglés lo hace sobre bases verbales.

6 comentarios

  • Jacinto Gonzales dice:

    Astrid, me gustó su nota, un poco larga, pero se deja leer. Entre los sufijos y afijos me fijo que los todos los idiomas tienen dos versiones, el escrito y el oral.
    El castellano fácil de leer …pero el inglés es otra cosa.

    : feedear (de feed ‘alimentar’), que se pronuncia /fedear/ y no /fidiar/
    Nunca he escuchado feedear (claro que tampoco los he escuchado a todos), quizá en Miami donde hay una buena mayoría que hasta habla mal el castellano Discrepo de eso ya que “feed” se pronuncia “fid” y en todo caso de ahí derive fidear, que también podría significar hacer fideos.

  • Jacinto Gonzales dice:

    Otra, Entre otras, lookear, desde hace tiempo lo venimos usando como “luquear” ya que viene del verbo “to look” y pronunciado “tu luk”. Además, aparece registrado en diccionarios de modismos.

    Quien sabe algo de inglés o por lo menos lo ha oído de quien lo sabe, la doble o (oo) la pronunciará como u y por eso es que por googlear o facebookear se pronuncia como guglear, feicibuquear.

    Si por” lookear” escriben o dicen “loquear”, es cosa de locos.

  • Liliana Guzmán dice:

    Qué buen artículo Astrid!!! Muy interesante y educativo. No cabe duda que quienes hablamos la lengua hispana somos muy creativos. La palabra «wasapear» creo, es la cereza de la torta. Felicidades, estaré atenta a tus publicaciones

  • Marianela Aguilar dice:

    Muy interesante tu artículo, gracias por educarme, pensar que hoy aprendí mucho sobre los sufijos, los híbridos, que los uso casi a diario.
    Mis felicitaciones por compartir tus conocimientos.

  • Norbelia López dice:

    Buenas tardes, muy interesante este artículo. Además cabe agregar a este productividad de la terminación -ear, que en realidad los hablantes no pronunciamos (muchísimas veces) la -e-, sino más bien una -i-. ¿O quién me dice que nunca ha pronunciado: ‘gotiar’, ‘pasiar’ (sobre todo en 1ps de p. inf. , “(Yo) ‘pasié’ con mis perros” en vez de “‘paseé’ con mis perros”.

  • Manuel dice:

    Yo te lo digo, Norbelia.

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