Un largo etcétera 

Por , publicado el 27 de marzo de 2024

Álbum, currículo, campus, déficit, hábitat, lapsus, ómnibus… son algunos términos procedentes del latín que han sido adoptados ―y algunas veces adaptados― por el español. A esta lista se puede añadir la palabra etcétera, cuyo uso tan común en nuestro idioma puede hacernos olvidar que es un latinismo. En este artículo, se ahondará en algunos de sus rasgos. 

Etcétera procede de la expresión latina et cetera (‘y el resto, y las demás cosas’), de allí que gramaticalmente conlleve una carga conjuntiva, es decir, que manifieste relaciones de unión y coordinación entre palabras, grupos sintácticos u oraciones, como en El descuido se repite en todos los rubros: educación, vivienda, seguridad, etcétera; Les encanta pasear por los centros comerciales, encontrarse en los parques, comunicarse con los amigos, etc. Con el paso del tiempo, el significado de este término ha ido evolucionando y ahora también señala la intención del emisor de omitir cierta información que considera irrelevante y, por ende, innecesaria de ser detallada. En este caso equivaldría a la expresión ‘y otras cosas que no menciono’: Comienza con la cantaleta del ya te lo había dicho, etcétera, y nadie la puede parar; Ya sabes que empieza diciendo que perdone su tardanza, etcétera, y luego quiere pasar como si nada. La palabra etcétera también puede ser usada como sustantivo masculino (El etcétera tiene la función de poner fin a una enumeración inconclusa). Asimismo, este término admite plural (No debes abusar de los etcéteras en tu redacción), y adjetivación (Ya no mencionaré más virtudes que podría seguir adornando con un infinito etcétera). 

La forma extensa etcétera suele intercalarse con su abreviatura etc. —de uso mayoritario—; sin embargo, siempre que se utilice como sustantivo debe emplearse la forma extensa y nunca la abreviada. Cabe precisar que, como abreviatura, la representación etc. solo atañe al plano gráfico y, por ello, al leerse debe reponerse la forma de la palabra abreviada, es decir, nunca debe deletrearse, como es común escuchar.  

La combinación de esta expresión con otros signos ortográficos puede suscitar algunas vacilaciones. Siempre se coloca coma, y en algunos casos punto y coma, antes de etcétera —tanto en su forma extensa como en la abreviada—. Asimismo, su uso da pie a una de las tres excepciones de la colocación de la coma entre sujeto y verbo; así, si el sujeto es una enumeración que se cierra con etcétera, es obligatorio colocar coma antes del verbo: Las autoridades, los docentes, los alumnos, los invitados, etcétera, esperaban las palabras del rector; El trigo, la caña de azúcar, la canela, la pimienta, la lechuga, los rábanos, etc., fueron productos traídos por los españoles a América. 

 Su uso en enumeraciones incompletas cumple la misma función que los puntos suspensivos; por tanto, es incorrecta, por redundante, la aparición de ambos: *Palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, etc.… son manifestaciones de la ansiedad. En este caso contamos con dos opciones para marcar la continuación de la enumeración: Palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad… son manifestaciones de la ansiedad; o Palpitaciones, sensación de ahogo, inestabilidad, etc., son manifestaciones de la ansiedad. 

 Para finalizar, cabe aclarar que es propio del uso coloquial y, por ende, no se recomienda la duplicación enfática de esta palabra: No ha cambiado en nada, sigue holgazán, descuidado, irresponsable, etcétera, etcétera; Algunos factores son la edad, la residencia, la experiencia, etc., etc. Como ve, estimado lector, este término bien podría conducirnos a un largo etcétera.  

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