“¿Por qué las noticias bomba producen malentendidos?”

Por , publicado el 4 de mayo de 2012

Cuando intentamos formar en nuestra lengua el plural de una palabra compuesta, surge la duda sobre cuál de sus constituyentes debe ir en plural. Sabemos que la composición, por lo general, permite formar sustantivos por medio de la unión de dos o más palabras en una nueva de significado único y constante: “Mi madre puso coliflor en la sopa”; “El camión cisterna es azul”; “Viajó a Lima en bus cama”, “Alcánzame el sacacorchos”. Por tanto, el nuevo término no se puede descomponer: Este camión es azul y es cisterna; ni admite elementos intercalados: Viajó a Lima en un bus grande cama, ni mucho menos sus componentes pueden conmutarse: *corchossaca en lugar de sacacorchos.

En español existen palabras compuestas en las que la fusión gráfica de sus elementos es total: coliflor, abrelatas, correveidile, malentendido, en las que sus elementos se presentan separados: opinión pública, tinta china, bus cama, noticia bomba; en las que sus componentes se unen con guion: franco-belga, físico-químico y en las que sus elementos se conectan por medio de preposiciones: procesador de textos, café con leche, televisión por cable.

Como vemos, no todos los compuestos presentan la misma forma. En el caso de los compuestos gráficos, estos poseen un solo acento en el segundo elemento porque el primero pierde tonicidad: malhumor, malentendido, bocacalle, altavoz. De ahí que el plural aparece siempre al final del compuesto: malhumores y no *maloshumores, malentendidos y no *malosentendidos. Los compuestos formados por un verbo y un sustantivo presentan solo la forma plural: el guardaespaldas/los guardaespaldas, el espantapájaros/los espantapájaros. Sin embargo, Gómez Torrego (2002) hace referencia a este tipo de compuestos que, sin designar objetos con dos (o más) partes simétricas, presentan las formas singular y plural como sinónimas cuando se refieren a un solo objeto o a una sola entidad: portarretrato y portarretratos, pararrayo y pararrayos; mientras que el último diccionario de la Academia (2001) muestra compuestos sin la terminación en -s, a pesar de que en el día a día los podamos encontrar con esa terminación, designando también un solo objeto: alzacuello (y alzacuellos), cubrecama (y cubrecamas), guardarropa (y guardarropas).

En el caso de los compuestos formados por dos sustantivos que se escriben de forma separada, cada uno de los miembros mantiene su acento, y forman, por tanto, su plural añadiendo -s o -es, según corresponda, solo en el primer nombre. Entre estos compuestos los hay que designan un solo instrumento, utensilio o lugar (coches bomba, cafés teatro, casas jardín); los que designan función práctica a cada componente (coches cama, muebles bar), y los que se manifiestan con una vinculación semántica muy fuerte entre ambos componentes (camiones cisterna).

En algunas ocasiones, el segundo componente adquiere un valor adjetival, al designar una propiedad del primero: viajes relámpago y no *viajes relámpagos, noticias bomba y no *noticias bombas, horas punta y no *horas puntas. Solo se pluralizan ambos miembros cuando el segundo es claramente separable del primero: países miembros y no *países miembro; perros policías y menos documentado perros policía; decretos leyes y no *decretos ley.

Por último, en los compuestos con preposición, si la idea de plural está incorporada en el segundo elemento, el plural del conjunto se marca en los dos elementos: conflictos de intereses, casas de huéspedes; pero, si el plural no incide en el segundo elemento del compuesto, la forma plural aparecerá en el primero: salas de espera, libros de registro.

Como vemos, las posibilidades de crear nuevas palabras por medio de la composición son ricas, llenas de matices y de diferencias, y hacen de esta materia un campo inagotable, por más que el artículo tenga que llegar a su fin.

Susana Terrones Juárez

 

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