El sufijo -ón y sus distintos matices de significado
Por Rosa Bobbio Álvarez, publicado el 26 de junio de 2025La creatividad del lenguaje publicitario se manifiesta en el uso de recursos lingüísticos y extralingüísticos, entre ellos, los fónicos, gramaticales, léxico-semánticos, retóricos y audiovisuales. Esta variedad de recursos permite que el lenguaje publicitario no se limite solo a transmitir información, sino que logre persuadir al receptor. Un ejemplo representativo es el afiche difundido el pasado jueves 05 de junio por la Municipalidad de La Perla (Callao, Perú) cuyo título Huevotón. Huevos de calidad a costo social evidencia el uso creativo de lenguaje. En este caso, resulta llamativa la formación del término huevotón que, aunque la terminación -ón podría sugerir un valor aumentativo, en realidad sigue un modelo de creación análogo al de las palabras teletón y maratón, asociadas a eventos sociales y benéficos.
En el lenguaje publicitario, el contexto es fundamental para comprender la intención del mensaje. Por ello, estos textos se construyen considerando la situación comunicativa y las características del público al que van dirigidos. Esta dimensión contextual coincide con lo que sostienen Perelló y Muela (2013) en Análisis de contenido de la publicidad radiofónica en España: «la publicidad, como comunicación intencionada en la que el anunciante se fija unos objetivos en el conocimiento, en las emociones o en la conducta del consumidor, tiene que ser analizada desde la pragmática del discurso […]» (p. 34). En este marco, los recursos léxico-semánticos (neologismos, sufijación apreciativa, extranjerismos, acortamientos, etc.) son clave para lograr el objetivo.
La sufijación apreciativa es un procedimiento morfológico que permite al hablante modificar parcialmente el significado de las palabras, añadiendo matices afectivos, según la situación comunicativa. El sufijo -ón se asocia con un valor aumentativo, principalmente; sin embargo, además puede presentar una connotación positiva, como ocurre en peliculón en que se enfatiza la calidad de la película. También puede adquirir un matiz despectivo, especialmente cuando se aplica a las partes del cuerpo más grandes de lo normal: barrigón, narizón (estas palabras también se aplican, como sustantivos o adjetivos, a las personas que destacan por la prominencia de la parte del cuerpo a la que alude). O, incluso, un uso neutro desde el punto de vista afectivo, como nubarrón.
Tal como se ha señalado, para el sufijo -ón, cuya connotación principal es de aumento, la carga expresiva adicional va a depender del contexto; por ejemplo, el sustantivo novelón puede referirse tanto a una novela extraordinaria, como a una obra larga y compleja. Por otro lado, aquellos términos ya lexicalizados que designan una noción distinta a la de su base como cinturón y colchón, no se consideran propiamente aumentativos, aunque conserven una ligera connotación de ese valor. En ese sentido, la sufijación apreciativa (diminutivos, aumentativos y despectivos) ofrece una noción más léxica que gramatical.
Por consiguiente, desde el punto de vista léxico, los sufijos apreciativos presentan diversos matices de significado; y desde el punto de vista gramatical, no alteran la categoría de la base léxica: fiesta (sustantivo) > fiestón (sustantivo), despacio (adverbio) > despacito (adverbio). No obstante, sí pueden modificar el género gramatical: noticia (femenino) > notición (masculino).
En conclusión, el análisis del sufijo -ón nos muestra que las palabras no poseen un único significado, sino que también expresan emociones, actitudes y valores relacionado con el entorno del hablante, logrando así diversos matices de significado. En ese sentido, el contexto es fundamental para que las palabras aparezcan, evolucionen, formen familias o incluso desaparezcan, sin que, por ello, pierdan su potencial de resignificación en el sistema lingüístico.