Cuando la h habla

Por , publicado el 2 de octubre de 2017

De todas las letras de nuestro alfabeto, la h es la única que no representa ningún fonema (sonido). En consecuencia, y dado que en la mayoría de palabras del castellano el grafema h no tiene sonido, se le conoce como la «h muda»: hueco [uéko]; prohibir [proibír]; historia [istória], etc. No obstante, a pesar de no presentar correspondencia fónica, la h ha perdurado en nuestra ortografía por razones etimológicas o de uso tradicional consolidado, como señala la Ortografía de la lengua española (2010).

Las haches de las palabras castellanas pueden tener diversos orígenes. En algunos casos, proceden de una h latina, como hábil (de habĭlis), inhibir (de inhibēre), vehemencia (de vehementĭa), vehículo (de vehicŭlum), etc. En otros casos, las haches provienen de una aspirada f– inicial latina ante vocal con la que se escribían las palabras en el castellano medieval; sonido que desapareció a mediados del siglo XVI, y cuya grafía se sustituyó por la h (Ibid., p.143): harina (de farĭna), hijo (de filĭus), hormiga (de formīca), hierro (de fĕrrum), hembra (de fĕmĭnam), etc.

Asimismo, la h tiene una naturaleza etimológica en las voces provenientes de otras lenguas que mantienen esta letra en su escritura de origen o en su transcripción al alfabeto latino, como hecatombe (del griego hekatómbē), héroe (del griego hrōs), hindú (del francés hindou), hotel (del francés hotel), hipnotismo (del inglés hypnotism) o hitita (del hebreo ḥittī). No obstante, se encuentran los casos de haches antietimológicas en vocablos de origen latino cuya raíz no muestra ni h– ni f-. Al respecto, Teudiselo Chacón (Ortografía normativa del español, 2008: 97) señala que la h «ha surgido de la nada […], pues no existía en el vocablo latino primigenio», como sucede con hinchar (de inflāre), hombro (de umērum), o hallar (de affāre). En este grupo también se consideran las haches que provienen de voces con g– inicial, como hermano (de germānus), hielo (de gĕlŭ), o hinojos (de genucŭlum).

El uso frecuente de la h también consolidó la escritura de esta grafía. Es el caso de la h que se ubica delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/, tanto al inicio como al interior de la palabra (huaca, hueso, huida, parihuela, etc.). Esta h es resultado de la práctica antigua de señalar con esa letra el valor vocálico de la u, pues, en el español medieval, las grafías u y v eran equivalentes, es decir, ambas podían representar tanto el fonema vocálico /u/ como el consonántico /b/ (Ortografía de la lengua española, 2010: 144). De esta manera, con el fin de evitar que la palabra ueso (del latín ossum ‘hueso’) se leyera como [uéso] y no como [béso] se empezó a colocar una h delante de u para advertir su valor vocálico: hueso [uéso]. Dentro de este grupo tenemos también palabras como huevo (del latín ovum); hueco (del latín occāre); huérfano (del latín orphănus), etc. En relación con estas voces, cabe indicar que el hecho de que sus derivados y compuestos no se inicien con las secuencias /ua/, /ue/, /ui/ justifica la ausencia de la h, como óvulo (de huevo), oquedad (de hueco), orfandad (de huérfano), óseo (de hueso), entre otros.

Manuel Alvar señala en su libro Introducción a la lingüística española (2000: 163) que como la h se trataba de un simple signo gráfico sin sonido, y para evitar dificultades, en los textos antiguos se omitía; es por eso que podemos encontrar en ellos palabras como ombre, onor, eredero, etc., pese a tener h en latín. Más adelante se repuso la grafía y se sigue manteniendo hasta hoy (hombre, honor, heredero); no obstante, esa carencia de sonido de la h y el uso han generado dos situaciones: la primera es que ha prevalecido la supresión de la h en algunos vocablos, como es el caso de aleluya (del hebreo hallĕlū yăh ‘alabado sea Dios’), asta (del latín hasta ‘mástil’, ‘cuerno’, ‘lanza’), reprender (del latín reprehendĕre ‘corregir’, ‘amonestar’), invierno (del latín hibernum), España (del latín Hispania); y la segunda es que algunas palabras pueden escribirse tanto con h como sin ella. Dentro de esa doble posibilidad, el Diccionario de la lengua española (2014) recoge los vocablos albaca y albahaca, alacena y alhacena, armonía y harmonía, arpía y harpía, rendija y rehendija, uy y huy, entre otros. Sobre el uso de estas variantes, la Ortografía de la lengua española (2010: 151) recomienda el empleo de las voces sin h, al margen de que alguna de ellas no sea la de uso mayoritario en el registro culto.

A pesar de que en el léxico del español la h no representa ningún fonema —como se señala al inicio del artículo—, existen casos en que esta grafía se pronuncia con un sonido particular.  Por un lado, en algunos préstamos más recientes, la h conserva la aspiración (como una j muy suave), rasgo muy propio de la lengua de la que provienen; es el caso de las voces que proceden del árabe, como dírham [dírjam], hachís [jachís]; del alemán, como hámster [jámster], hansa [jánsa]; del inglés, como hándicap [jándikap]. Asimismo, ese sonido aspirado se mantiene en una variedad de topónimos, antropónimos y en sus respectivos derivados, como Hawái [jaguái], hawaiano [jaguayáno], Hegel [jéguel], Hitler [jítler], Honolulú [jonolulú], etc.

Este sonido aspirado de la h —que también se presentaba en el español medieval, y es por eso que voces cuyo étimo presenta h se escriben solo con j (jaca, jaleo, juerga, etc.)— se ha asimilado al fonema /j/, lo cual justifica que, actualmente, algunos extranjerismos se hayan adaptado al español con la letra j, como ocurre con las voces inglesas jaibol (de highball), jipi (de hippy o hippie), jonrón (de home run) o suajili (de swahili). Sin embargo, otro grupo de palabras pueden escribirse tanto con h como con j; es el caso de hamaquear o jamaquear, jalar o halar, jolgorio u holgorio, pitahaya o pitajaya, entre otras.

Por otro lado, las voces que se inician con el diptongo hie- tienden a pronunciarse con el sonido consonántico [y]: hiena [yéna], hierba [yérba], hierro [yérro]; es por eso que, algunas de ellas, presentan variantes escritas con la letra y: yerba/ hierba; yedra/ hiedra, o yerbabuena/ hierbabuena. Algo semejante ocurre con las palabras que presentan las secuencias hua-, hue– y hui-. Al respecto, Milagros Aleza (Normas y usos correctos en el español actual, 2010: 159) señala que en las palabras que contienen esos diptongos, se suele pronunciar un leve sonido consonántico cercano a la [g]: huaca [guáka], huella [guélla], huelga [guélga], deshuesar [desguesár]. Esta situación ha llegado al plano de la escritura, de manera que algunas palabras que contienen las secuencias gráficas hua-, hue-, hui– presentan variantes con la letra g: huaca/ guaca, huincha/ güincha, huehuenche/ güegüenche, marihuana/ mariguana, entre otras.

Es pertinente señalar, con respecto a los grupos que presentan variantes, que a cada una de las grafías le corresponde una pronunciación diferente, donde la h no representa sonido alguno —tal como lo menciona la Ortografía de la lengua española (2010:153)—; esto significa que jolgorio se pronuncia como [jolgório]; holgorio, como [olgório]; yerba, como [yérba]; hierba, como [iérba]; guaca, como [guáka], y huaca, como [uáca].

Finalmente, dada la naturaleza y condición de la letra h, conocer las reglas sobre su uso no es suficiente. Esto significa que, cuando se presenten las dudas o vacilaciones, resultará imprescindible la consulta al diccionario y a los textos especializados.

Cynthia Briceño Valiente

Referencia de la imagen: Letra H (hache).Aprender el abecedario español, alfabeto. En https://es.pinterest.com/pin/540502392753423563/ (recortada)

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