Un viaje a través de la lengua y el cosmos 

Por , publicado el 8 de noviembre de 2023

La sucesión de las cuatro estaciones del año se explica por dos eventos astronómicos llamados solsticios y equinoccios, que resultan de la órbita completa de la Tierra alrededor del Sol. Este movimiento expresa cierto orden y armonía en el funcionamiento del universo. A través de la morfología y la semántica de las palabras podemos obtener una comprensión más profunda de esta estructura. Por ejemplo, el término griego kósmos (cosmos) significa ‘orden’, en contraste con káos (caos), que significa ‘desorden’ ilustra cómo el lenguaje refleja la organización en el universo. 

 En el presente artículo exploraremos el origen de los nombres de eventos astronómicos como equinoccio, solsticio y eclipse. Para ello, nos apoyaremos en su respectiva etimología, morfología y significado, lo que nos ayudará a comprender la sorprendente organización y belleza que caracterizan la complejidad del universo, en línea con el principio antrópico. También abordaremos las normas ortográficas que regulan el uso correcto en nuestra lengua.     

El término solsticio, que proviene del latín solstitium (sol quieto), se refiere a ‘cada uno de los dos momentos anuales en que el Sol se halla en uno de los dos trópicos, lo cual sucede del 21 al 22 de junio para el de Cáncer, y del 21 al 22 de diciembre para el de Capricornio, y en los que la diferencia entre la duración del día y de la noche es mayor’ (DLE, 2014). Esto ocurre debido a que el Sol se encuentra en el punto más próximo (en verano) o alejado (en invierno) de cada uno de los hemisferios terrestres; en consecuencia, mientras en el hemisferio norte se produce el solsticio de invierno, en el hemisferio sur es el solsticio de verano, y viceversa. 

El nombre equinoccio, que deriva del latín aequinoctium (noche igual), alude a ‘cada uno de los dos momentos anuales en los que, por hallarse el Sol sobre el ecuador, la duración del día y de la noche es la misma en toda la Tierra, lo cual sucede del 20 al 21 de marzo y del 22 al 23 de septiembre’ (DLE, 2014). Según las normas ortográficas, el término debe escribirse con doble c y no debe emplearse para referir a la estación que inicia (sea primavera u otoño), como en El equinoccio de primavera termina con el solsticio de verano, lo adecuado sería La primavera termina con el solsticio de verano.  

Eclipse proviene del griego ékleipsis y significa ‘desaparición’. En el contexto astronómico se refiere a la ‘ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste’ (DLE, 2014), de ahí, que exista eclipse lunar (cuando la Tierra se interpone entre la Luna y el Sol) y solar (cuando la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra). Estos eventos astronómicos son importantes para la investigación astrofísica, geológica y biológica, por tratarse de oportunidades únicas para estudiar las condiciones ambientales y los efectos de los cambios en la iluminación y la temperatura de nuestro planeta durante este fenómeno.  

Cabe añadir que estos tres nombres se escriben sin comillas, sin cursiva, y en minúscula por ser sustantivos comunes.  

En conclusión, los nombres equinoccio, solsticio y eclipse no solo son parte del maravilloso funcionamiento del universo, sino que también nos conectan con la herencia de la cultura grecolatina. La etimología y el significado nos brindan una vía para describir con mayor precisión los fenómenos celestes y entender cómo los científicos han avanzado en su comprensión. 

 

 

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