Tipos de diccionarios

Por , publicado el 15 de junio de 2022

Cuando durante la lectura damos con una palabra cuyo significado desconocemos, el sentido general del texto a menudo nos da información suficiente para comprenderla. Si esto no sucediera y la palabra en cuestión nos supone un obstáculo insalvable para seguir leyendo, no hay mejor alternativa que recurrir al diccionario.

En ellos ―los hay de varios tipos según su contenido―buscamos tanto definiciones de los vocablos como sus sinónimos, sus antónimos, su etimología; la verificación de su ortografía o información adicional, como su pronunciación, su categoría gramatical, los lugares donde se usa, ejemplos de su empleo, cómo se conjuga (si es un verbo), etc.

En las páginas del diccionario encontramos visualmente destacadas las entradas, que es el nombre que reciben cada una de las palabras definidas, tienen siempre una acepción o significado, y a menudo varios. Al conjunto de la entrada y sus acepciones se le llama artículo, y a una sección del diccionario compuesta por un conjunto de artículos ―como ejemplo más frecuente, el correspondiente a una letra inicial― se le llama apartado.

En cuanto a sus características, podemos decir que generalmente un diccionario está ordenado alfabéticamente y es de repertorio abierto, es decir, se irá actualizando según evolucione la lengua. Esto conlleva la incorporación de nuevos vocablos y la eliminación de aquellos que vayan cayendo en desuso.

Un tipo de diccionario muy consultado es el diccionario enciclopédico que contiene más información que la lexicográfica y gramatical a que nos referíamos antes, pues desarrolla en sus artículos materias generales como ciencias o artes, en lugar de ceñirse solo a la definición, e incluye entradas de nombres propios, como áreas geográficas o personajes destacados. Sin embargo, no es lo mismo que una enciclopedia, aunque sea tan solo porque se entiende que esta última contiene mucha más información detallada de cada término. Otro tipo de diccionarios son los especializados o técnicos, que contienen términos propios de una disciplina y sus definiciones, como sucede con el Diccionario panhispánico del español jurídico, que se puede consultar en la página de la Real Academia Española.

Los diccionarios pueden ser normativos o de uso. Aquellos son los que reúnen los modelos de la lengua, es decir, que están regidos por la norma culta; mientras que los diccionarios de uso se basan en la realización o producto lingüístico de los hablantes para comunicarse entre sí, es decir, las palabras que se emplean cotidianamente en la comunicación. Un ejemplo de estos últimos es el Diccionario de uso del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Manuel Ramos.

En este sentido, el Diccionario de la lengua española (DLE), alojado en la página web de la Real Academia Española, registra el uso normativo de las palabras en castellano, ofreciendo, además de su definición, información gramatical (género femenino o masculino; si se usa más en singular o en plural; conjugación verbal…), nivel de uso (culto, coloquial, popular, vulgar), extensión geográfica en el ámbito hispanohablante, etimología… Asimismo, no son raros los localismos o usos limitados a regiones muy concretas del ámbito hispánico (chibolo/a: ‘niño’) o palabras en desuso (otubre), que se resisten a desaparecer y, de paso, prestan un servicio a quienes consultan sobre esos términos que hallan en textos más antiguos.

Quien no encuentre allí su palabra siempre podrá acudir a ediciones anteriores del DLE (el antiguo DRAE) o al recientemente publicado Diccionario histórico de la lengua española (DHLE). Publicaciones, todas ellas, accesibles por medio de internet, lo que facilita su actualización y rápido acceso a los lectores. Sin embargo, creo que podemos apostar aún durante mucho tiempo por la permanencia de estas obras lexicográficas, así como de los breves y manejables diccionarios escolares que, año tras año, los abnegados padres de familia se ven obligados a adquirir para que las nuevas generaciones se vayan familiarizando con tan útil herramienta.

Un comentario

  • Anónimo dice:

    Cuando durante la lectura damos con una palabra cuyo significado desconocemos, el sentido general del texto a menudo nos da información suficiente para comprenderla.

    Y no solo en la lectura ya que puede ser al escucharla. La modernidad nos lleva al Google que desde un celular a viva voz nos da buenas pautas para entenderla.

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