Riqueza léxica y semántica de la palabra madre

Por , publicado el 11 de mayo de 2015

madre

Nelly Trelles Castro
Universidad de Piura

El español es una de las lenguas romances o neolatinas que procede del latín al igual que el francés, el italiano, el rumano, el portugués, etc. El latín, a su vez, es una de las ramas de un tronco que comprende muchas de las lenguas de Europa y de la India por lo cual los sabios del siglo XIX lo llamaron Indoeuropeo. Lo admirable para los eruditos es que al estudiar los diferentes idiomas europeos y compararlos con lenguas antiguas de la India observaron que tenían términos muy parecidos.

Entre estas palabras existentes en diferentes lenguas del mundo, e incluso no indoeuropeas está la voz madre, con variantes fonéticas, por supuesto, pero con un significado bastante similar cuyo referente es el que todos conocemos. En las lenguas romances, provenientes del latín, tienen aún más semejanza: en francés, mére; en rumano, madre; portugués, mãe; italiano, madre, etc. En lenguas de otras ramas del indoeuropeo existen también palabras análogas al término madre, tanto en su pronunciación como en su escritura, así en alemán es mutter; en bosnio, majka; en chino, escrita en caracteres chinos, es 母亲“ y se pronuncia [muchi]; en hindi, माँ ” y se pronuncia [ma]; en ruso, escrita en alfabeto cirílico, мать pronunciado [mat]… Podríamos seguir enumerando una larga lista de las más de cinco mil lenguas que hay en el mundo y apreciar la semejanza existente para referirnos a lo que en español americano llamamos mamá y en el europeo madre. Y ya que somos peruanos, no podemos dejar de mencionar que en quechua, mamá es mama; y, en aymara, tayka.

El vocablo madre aparece registrado por la Academia desde el Diccionario de Autoridades (1726 – 1739): “MADRE. s. f. La hembra de qualquiera especie, racional o bruta, que ha parido. Viene del Latino Mater, que significa lo mismo. Latín. Genitrix. CAST. Historia de Santo Domingo, tomo 1, libro 1, capítulo 2. La madre de Don Alonso Perez fue una señora, llamada Doña Teresa de Brizuela. DA t. IV 1734”.

La primera referencia de la palabra madre, la encontramos en un documento de 1074. Gonzalo de Berceo (s. XII) la utiliza en algunos de sus poemas:

Luego en el comienço e en la primería,
A ella mercet pido, ella sea mi guía;
Ruegue a la Gloriosa Madre Sancta María,
Que sea nuestra guarda de noche e de día.

Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática de la lengua española (1492) registra en su diccionario romance-latín (1494): “madre do concibe la mujer: uterus; madre de río: alveus”. En el Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias (XVI-XVII) aparece una acepción de este término que servirá para dar origen a muchos derivados, compuestos y modismos: Madre:causa, origen, raíz de donde proviene una cosa. Este sentido que se refiere a “aquello que figuradamente concurren algunas circunstancias propias de la maternidad: Cauce ordinario y constante de los ríos y arroyos: las grandes crecientes conque los ríos salieron de madre ocasionaron grandes daños…”.

El Diccionario de la Real Academia Española (2001) en sus dos primeras acepciones nos informa que madre es un sustantivo femenino que procede del latín mater, -tris, presenta catorce acepciones diferentes, por ejemplo se define como ‘hembra que ha parido’, ‘hembra respecto de su hijo o hijos’, etc. Respecto al término mamá, el diccionario afirma que es una adaptación del francés maman y que es una forma coloquial, usada principalmente por los niños, para referirse a la madre.

El término madre ha sido y es muy productivo en nuestra lengua, ha dado origen a palabras derivadas, compuestas y modismos vigentes. Las nuevas palabras proceden no solo de la forma castellana, sino también de su raíz latina mater: materno, maternal, maternidad; también se mantienen compuestos como alma mater.

Podemos mencionar, además: matriz, madriguera, metrópoli (‘ciudad madre’), etc. Crea todo un campo semántico del ámbito familiar: matrimonio, madraza, madrina, madrinazgo, amadrinar, madrastra, etc., e incluye los términos afectivos formados con diferentes diminutivos: madrecita, mamaíta, mamita

Asimismo, tenemos compuestos como madreperla, madreselva, madre tierra, madre patria, madre de familia, madre de leche (‘nodriza’). Entre los modismos y refranes figuran: Madre pía, daña cría (para indicar que muchas veces ocasionan daño las excesivas indulgencias de las madres con sus hijos); Madre holgazana, cría hija cortesana (esta última palabra tiene un matiz peyorativo, pues se refiere a la mujer de costumbres libertinas). Incluiríamos aquí, también, la expresión Es toda una madre, la madre del Cordero, etc.

En el ámbito más coloquial, nos encontramos con interjecciones como: ¡Madre mía!, ¡Ah su madre! Respecto a esta última expresión, el blog Castellano Actual cree que la forma ah su, escrita así derivaría de la interjección ¡ah! más el determinativo su. Dentro del habla familiar encontramos: asu mare que, probablemente, se forma de a su madre, una exclamación que indica algo inesperado o sorprendente como ¡Madre mía!.

Quisiera terminar con el poema 65 de Trilce, poemario de César Vallejo, que expresa de algún modo todo el sentido que encierra en sí la palabra MADRE:

LXV

Madre, me voy mañana a Santiago,
a mojarme en tu bendición y en tu llanto.
Acomodando estoy mis desengaños y el rosado
de llaga de mis falsos trajines.

Me esperará tu arco de asombro,
las tonsuradas columnas de tus ansias
que se acaban la vida. Me esperará el patio,
el corredor de abajo con sus tondos y repulgos
de fiesta. Me esperará mi sillón ayo,
aquel buen quijarudo trasto de dinástico
cuero, que para no más rezongando a las nalgas
tataranietas, de correa a correhuela.

Estoy cribando mis cariños más puros.
Estoy ejeando ¿no oyes jadear la sonda?
¿no oyes tascar dianas?
estoy plasmando tu fórmula de amor
para todos los huecos de este suelo.

Oh si se dispusieran los tácitos volantes
para todas las cintas más distantes,
para todas las citas más distintas.
Así, muerta inmortal. Así.

Bajo los dobles arcos de tu sangre, por donde
hay que pasar tan de puntillas, que hasta mi padre
para ir por allí,
humildóse hasta menos de la mitad del hombre,
hasta ser el primer pequeño que tuviste.

Así, muerta inmortal.
Entre la columnata de tus huesos
que no puede caer ni a lloros,
y a cuyo lado ni el destino pudo entrometer
ni un solo dedo suyo.

Así, muerta inmortal.
Así.

Un comentario

  • Ronald Castillo dice:

    ¡Saludos y felicitaciones por este excelente blog!

    Agradezco toda la información del presente artículo, sin embargo, me permito hacer una observación.

    Me parece que el origen de la interjección “Asu mare” no es la mencionada. De hecho, quienes nacimos y vivimos en barrios populares conocemos la expresión completa y confieso que eventualmente la hemos usado. Disculpen si en este ámbito puede resultar chocante para algunos lectores la mención que haré, pero la circunstancia será indulgente conmigo. La expresión completa es “La concha de su madre”, la cual gradualmente se ha ido abreviando o recortando a “Concha su madre”, “Cha su madre”, “A su madre” y finalmente la mencionada “A su mare” o “Asu mare”. En este sentido no es pertinente la mención de la interjección “¡Ah!”.

    A propósito de esto, puede ser oportuno agregar que la interjección “Pucha” o “Pucha madre” tiene el mismo origen mencionado en el párrafo anterior. La evidente vulgaridad de la expresión original la hace imposible de compartir socialmente, por lo cual siempre se prefiere hacer uso de “Pucha” más bien que de “Concha”.

    Reitero mis felicitaciones y mejores deseos.

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