Lo correcto y lo adecuado

Por , publicado el 12 de enero de 2022

¿Es correcto?, ¿cómo se dice?, ¿se escribe así?, ¿qué significa…?, ¿por qué está mal dicho…?, ¿cuál es la forma correcta? Estas y otras son algunas de las consultas más usuales sobre corrección idiomática de los usuarios de nuestro blog Castellano Actual, que cumple este 2022 su primera década en la red.

Durante estos diez años hablando sobre el idioma castellano y sus normas, las dudas y los comentarios que llegan al blog dejan ver una constante preocupación o interés de los hablantes por expresarse correctamente, pero también la necesidad de conocer más las reglas o saber cómo aplicarlas en un caso concreto, por lo que acuden a la red en busca de respuestas, sea de los especialistas o la de otros hablantes. En ciertas entradas, determinar la mayor o menor corrección de un uso da lugar a intensos hilos de discusión que, gracias a la virtualidad, pueden llegar a prolongarse durante años.

Ahora bien, conviene preguntarse qué se entiende por correcto. La idea más extendida es la que se deriva de la primera acepción que ofrece el diccionario académico (DLE,  v. 23.5): ‘Libre de errores o defectos, conforme a las normas’, lo que apunta ya una primera idea fija en los hablantes: existen unas normas, unas reglas idiomáticas que deben ser respetadas en pro del buen hablar y de la unidad idiomática, pero también existen usos que el hablante califica como incorrectos. Sin embargo, ¿quiénes dictaminan las normas o lo que se considera error? ¿Debe el hablante seguir una norma que no es normal en su zona? ¿Son estas normas rígidas, invariables y uniformizadoras?

La Nueva gramática de la lengua española (2009, p. 8) aclara al lector que «(…) la corrección idiomática representa un factor de valoración social. Permite distinguir las secuencias atestiguadas que se usan en la expresión cuidada de las que no se consideran recomendables, ya que carecen de prestigio». Y he aquí dos detalles que interesan: la etiqueta de correcto no la define la Academia ni los académicos, sino los hablantes, que son los que les otorgan a unos usos más prestigio social que otros; claro está que esos hablantes, por lo general, se corresponden con los hablantes cultos, letrados, que se toman a sí mismos como modelos de corrección. Por tanto, la valoración de un uso deriva, necesariamente, de un grupo social determinado y tiene efectos en la imagen de los hablantes, en su prestigio social (incluso virtual).

El lingüista rumano Eugenio Coseriu propone una doble interpretación del concepto de norma. Además de la acepción prescriptiva según la cual solo unos usos se consideran correctos y prestigiosos –postura, de otro lado, rechazada por la Lingüística actual por carecer de objetividad–, se puede entender también la norma desde una postura descriptiva, que atiende a los usos normales de una comunidad. Por ejemplo, en algunas zonas hispanohablantes, como Perú y gran parte de Hispanoamérica, lo normal (norma descriptiva) es usar chofer, como palabra aguda, escrita sin tilde (norma prescriptiva); en España, en cambio, lo normal es emplearla como palabra grave, con tilde (chófer).

 Desde este enfoque, existen, pues, pluralidad de normas, todas igual de válidas allí donde sean usuales, por lo que para poder garantizar la comunicación se hace indispensable una norma ejemplar, comúnmente dadenomina «lengua estándar», la cual no debe ser entendida ni como una imposición, ni como un modelo acabado y cerrado ni mucho menos como aquella que está destinada a desterrar las diferencias dialectales o socioculturales.

La pluralidad de normas se apoya en la naturaleza de la lengua misma, que no es estática, sino mutable (cambia a lo largo del tiempo). Asimismo, el español, como otras lenguas de cierta extensión, es un sistema de sistemas –un diasistema, como señala Coseriu–, no es una lengua uniforme y homogénea, con un único modelo de corrección, lo que ha de tenerse en cuenta, sobre todo, en la en la enseñanza escolar. La corrección idiomática no se impone como la luz de un faro aislado que ilumina desde un único punto geográfico a todas las zonas hispanohablantes. Es, al contrario, un conjunto de luces, de normas que se nutren entre sí, que tienen valor en sí mismas y no en función de semejanzas o diferencias con otras; todas suman riqueza y diversidad.

La lengua no está ya perfecta ni acabada o en todo su esplendor, como creía Nebrija en 1492, ni va rumbo a su fragmentación, como se temía en el XIX; la lengua se construye día a día en el uso individual y social que de ella hacen sus hablantes. Pretender imponer a todos los hispanohablantes una sola norma general que se aplique en todas las circunstancias comunicativas es un sinsentido. El hablante debe ser capaz de diferenciar en qué situación comunicativa se comunica y elegir el registro adecuado para ella: dónde cabe la formalidad o incluso solemnidad, o bien se espera un habla informal o familiar.

El blog Castellano Actual –gestionado por los profesores del departamento de Lengua y Literatura de la facultad de Humanidades de la Universidad de Piura– es un espacio que tiene como objetivo difundir, en un lenguaje accesible, cuestiones de normativa y uso del español actual, con especial atención a la variedad dialectal peruana, que es la que nos identifica. Confiamos, asimismo, en ayudar a desterrar mitos o prejuicios lingüísticos, así como a promover el respeto por cualquier variedad dialectal y a discernir qué registro resulta el más adecuado a la situación comunicativa.

 

2 comentarios

  • Jacinto Gonzales dice:

    Re: «Descambiar» es adecuado con el sentido de ‘devolver una compra’ ??

    ¿Les parece un término correcto o adecuado? Aunque así lo diga la RAE, ¿tenemos que hacerles caso?

    Lo que sí es correcto y adecuado, además de justo y necesario, es felicitar y agradecer a quienes conducen este blog que desde hace diez años nos permiten participar.

  • Carlos GN dice:

    Jacinto González, yo creo que no tenemos obligación de hacerle caso a la RAE. Al menos en México nunca he escuchado “descambiar”; incluso el Diccionario del español de México, publicado en línea por El Colegio de México (pongo en mayúscula el artículo porque es parte del nombre), no lo tiene registrado; tampoco lo tiene registrado el Diccionario breve de mexicanismos que tiene en línea la Academia Mexicana de la Lengua.
    Por otra parte, comparto contigo (espero que no te moleste el tuteo) la felicitación y el agradecimiento a quienes conducen el blog.

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