La dama del alba, de Alejando Casona, o la peregrina de la muerte

Por , publicado el 9 de febrero de 2023

En la obra de teatro de Alejandro Casona, la Muerte se nos presenta vestida de delicadeza, afabilidad y belleza…, completamente humanizada. Al principio, nada nos hacer pensar que una indefensa peregrina pueda acechar tan de cerca la existencia de los miembros de una familia y, mucho menos, que llegue a convertirse en una auténtica compañera y amiga de la vida, incluso de los niños que «juegan tantas veces con la Muerte sin saberlo». El autor, además de recrear a la Muerte con profunda sensibilidad, la reviste de autoridad, dominio y erudición —de ahí que la llame dama—, y nos recuerda que ella siempre será la gran paradoja universal. La Muerte, que es la Peregrina, conoce no solo su función existencial, sino que también reconoce la angustia que esta le genera: «Y si alguna vez les hago daño, no es porque quiera hacérselo. Es un amor que no aprendió a expresarse». 

Casona aprovecha sabiamente la esencia de todo mortal —incluyendo la figura de la Peregrina— para elevar los diálogos a la condición de poesía. El lenguaje de cada uno de los personajes le otorga un profundo lirismo a la historia, dado que exterioriza el sentido de la vida y manifiesta la afección que genera la muerte como componente vital de la poesía, de la propia existencia: «¿Tan distinta me imaginas de la vida? ¿Crees que podríamos existir una sin la otra?». Si bien La dama del alba mantiene el rigor de las obras de teatro, el lenguaje lírico envuelve a la trama en un escenario poético donde las comparaciones invitan a la reflexión («…ese dolor que ciñe a la carne como un cinturón de clavos, pero que ninguna quisiera arrancarse» [el amor]) y las metáforas retienen el presente con la ironía de la vida misma («Pero mi hora nunca pasa del todo, bien lo sabes. Se aplaza, simplemente.»).  

No cabe duda de que en La dama del alba están presentes muchos elementos del folclor asturiano (tierra de origen del autor); sin embargo, las frases populares, los refranes y proverbios, como «Vale más sembrar una cosecha nueva que llorar por la que se perdió», «Vinagre y miel sabe mal, pero hace bien», «Cuanto más dura tienen la corteza más tierna esconden la miga» —por citar algunos—, colman de riqueza universal la obra, aproximándonos al conocimiento de las distintas dimensiones del hombre, sobre todo de las más dolorosas.  

Finalmente, la Peregrina le brinda al lector su mirada amable y generosa, le revela la estrecha relación que mantiene con la felicidad y el dolor, le confiesa cómo se rinde ante la inocencia, pues esta es clave para comprender las cosas más importantes de la vida y, entre ellas, para entender que la muerte forma parte de la vida.  

*Fuente de la imagen: Longseller S. A. Editorial

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