El impostor, de Javier Cercas o “el pasado nunca pasa”

Por , publicado el 7 de abril de 2015

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Javier Cercas, uno de los mejores novelistas de la España contemporánea, nos regala en esta novela, de reciente publicación (Random House, noviembre 2014) toda una reflexión sobre la verdad de las mentiras, la mentira como atajo para comprender la realidad, sobre la presencia de la ficción más allá de las páginas de un libro y, también, sobre el libro como camino de búsqueda de la verdad.

Especializado en novelas de no ficción (Soldados de Salamina, sobre los últimos momentos de la Guerra Civil Española; Anatomía de un instante, sobre el intento de golpe de estado al gobierno democrático español el 23 de febrero de 1981), Cercas organiza con su relato la vida como en cualquier otra novela, con la única salvedad de que el autor demuestra que lo contado ocurrió tal como se cuenta. La ficción la pone, en este caso, el personaje analizado, sobre el que se cierne la frase de Faulkner con que hemos titulado esta recomendación: “el pasado nunca pasa”, siempre está ahí, sobre nosotros o nuestra conciencia o, también, dentro de nosotros. El pasado nunca pasa, además, porque nunca ocurrió, pues la memoria no recuerda las cosas tal cual sucedieron, sino como hubiéramos querido que pasaran; no graba, sino que modifica, de acuerdo a nuestro gusto o a nuestras necesidades.

De eso sabe mucho el protagonista de esta novela, el impostor desenmascarado: Enric Marco, quien, después de decir que formó parte de la CNT, el principal sindicato español antes de la Guerra Civil (1936-1939) y que sufrió la prisión en un campo de concentración nazi en la II Guerra Mundial, llega a ocupar cargos de importancia en ese mismo sindicato restaurada la democracia, a finales de los setenta, para ocupar después la presidencia de la asociación de supervivientes de los campos de concentración nazis, llegando incluso a proclamar un emotivo discurso en el parlamento español en 2005, y siendo desenmascarado semanas antes de que hiciera lo mismo en Mauthausen, con motivo de la celebración del 60 aniversario de la liberación de un campo de concentración que, en realidad, nunca habitó.

La novela no solo se detiene en la compleja personalidad de Marco; medita sobre la vida, sobre la necesidad que todos tenemos de portar una historia que contar y que dé sentido a lo vivido. Son también frecuentes las reflexiones del propio autor alrededor de su obra anterior, así como las referidas a la paternidad. Desvelando capa a capa sus mentiras, terminamos encontrando en Marco a una persona a la que, más allá de sus falsedades, aprendemos a querer, al hallar en él un atisbo de dignidad humana que su comportamiento, por más indigno que haya sido, o precisamente por ello, no ha llegado a borrar.

El autor realiza así una compleja y entretenida inmersión por la personalidad fabuladora de un personaje que le lleva y que nos lleva, a él mismo y a nosotros, a ponderar la verdadera dimensión de nuestras acciones, la realidad de nuestros recuerdos, lo que somos de verdad, liberado de lo que nos hubiera gustado ser, del impostor que todos podríamos llevar dentro.

Crisanto Pérez Esain
Universidad de Piura

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