Cosa de señoritas

Por , publicado el 25 de enero de 2016

señorita

Para el tratamiento a las mujeres, en español existen alternativas como señorita o señora. En origen, señorita, derivado de señora hacía referencia a la ‘hija de los señores’, o sea, los patrones, los amos o de alguien importante; es decir, era una marca de estrato social, como se refleja en la novela de Ciro Alegría, El mundo es ancho y ajeno (1941): «Un día subió el caporal (…) a llevarse a la que ahora era mujer de Doroteo Quispe, es decir, a la Paula: la señorita hija del hacendado iba a establecerse a la capital de la provincia y necesitaba una sirvienta». La diferencia social entre “la Paula” (que va para sirvienta) y “la señorita” se marca lingüísticamente con la anteposición del artículo al nombre propio, lo que contraviene la norma culta y refleja, además, el habla popular.

Aunque las diferencias sociales siguen vigentes en Perú, actualmente señorita se opone a señora, básicamente, en dos aspectos: en la edad y el estado civil. Esto es, señorita se refiere o bien a la mujer joven (que ha dejado ser una niña) o a la mujer adulta, o bien a la mujer soltera (que la diferencia de la casada). De ahí que algunas mujeres se sientan ofendidas porque alguien las llame señora, pues reflejaría que tal persona considera que no son suficientemente jóvenes para ser consideradas señoritas o quienes exijan el señorita en defensa de su soltería.

Pero también señorita es una fórmula de cortesía, de enorme vigencia en español, con la que dirigirse a una mujer desconocida: una secretaria, una cajera. La elección de señorita, en lugar de señora (aunque la destinataria no sea una jovencita), funciona como muestra de cortesía verbal que salvaguarda la imagen del emisor (lo presenta como alguien respetuoso y cortés) y, por qué no, sería una manera de caerle en gracia, sobre todo si de esta depende alguna transacción. No obstante, en España, ha desaparecido como tratamiento formal en la administración, para evitar diferencias de trato con respecto al estado civil.

Asimismo, aunque en ardua competencia con el anglicismo miss, se usa señorita para referirse a la profesora, como bien recoge Bryce en Un mundo para Julius: «Dice que (…) le va escribir a la tía Susana porque ella tiene la dirección de la señorita Julia para que la señorita Julia vaya a darte clases a la casa», o Ribeyro en su cuento La señorita Fabiola: «Yo aprendí el abecedario en casa, con mamá, (…), pero quien realmente me enseñó a leer y escribir fue la señorita Fabiola, la primera maestra que tuve cuando entré al colegio».

No obstante, de un tiempo a esta parte la presencia del escolar miss, ha llegado a las aulas universitarias, donde erradicarlo es una batalla que pocos logran ganar.

También se hace referencia con señorita a la que se comporta recatadamente: «Mi hija es una señorita de su casa» o a la que se comporta educadamente, como una dama: «Tu hija es toda una señorita» y, aunque ya cada vez menos, a la mujer virgen: «La devolvieron porque ya no era señorita».

Cabe notar que en la mayor parte de los casos en español también existe un equivalente masculino: señor, para el que está casado, y al que no lo está, si bien no se le dice señorito, se le llama joven, palabra que también sirve para referirse al hombre que ha dejado de ser niño, pero que aún no ha entrado en la adultez. Igual se dice del hombre educado o refinado: «Es todo un señor». Sin embargo, del hombre no se diría: «Mi hijo es un joven de su casa» ni «Lo devolvieron porque ya no era señorito», precisamente porque la lengua refleja que en nuestra sociedad hispana no son rasgos esperados en el hombre.

Las palabras que se usan y las que se dejan de usar en una lengua se vuelven, entonces, ventanas que permiten observar los intereses, conflictos modas, influencias, vaivenes y cambios de la sociedad que las emplea. A través de señorita, se muestra una sociedad latinoamericana donde siguen vigentes las diferencias de clase, la cortesía ante los desconocidos, la importancia del estado civil y la conducta social (el temor al qué dirán), así como también el hecho de que es una sociedad que ha sido (y sigue siendo), predominantemente, “machista” (en oposición a “matriarcal”).  Ahora bien, ante la evidente pregunta de si el español es un idioma machista, la respuesta, desde un punto de vista lingüístico, es clara: son los hablantes los que hacen las lenguas y no las lenguas las que se imponen a los hablantes.

Shirley Cortez González
Universidad de Piura

5 comentarios

  • Jennyespinozalacio dice:

    Me pareció muy buena información. Les cuento que, en Bolivia, también se distingue a las mujeres con señorita a las que no son casadas, aunque sean mayores de edad y señora a las casadas, así sean jóvenes. Me contaban los abuelos que antes, se decía doña a las mujeres sin importar su estado civil y don a los señores.

  • Nicolás Luna dice:

    ¿Cómo hago una consulta?
    Quiero saber si se dice “poner atención” o “ prestar atención “
    Saludos desde la Ciudad de México

  • Castellano Actual dice:

    Estimado Nicolás:
    Ambas expresiones son correctas.
    Puede encontrar la respuesta completa en el siguiente enlace: http://udep.edu.pe/castellanoactual/duda-resuelta-poner-o-prestar-atencion/
    Saludos cordiales,
    Castellano Actual

  • Carlos dice:

    De antemano gracias por la excelente explicación, de hoy en adelante seré seguro a quien llamare señorita o joben , es muy importante saber sobre esta tematica para refinar nuestro lexico y el trato que se le debe dar a cada persona por su estado civil en que se encuentre..

  • Wanda Rivera Nieves dice:

    Hola. Para que me ayuden con mi inquietud.

    Al escribir una carta a una persona del sexo femenino, se desconoce si es soltera o casada, cómo se pone o se abrevia: “Sra.” o “Sa.”?

    En inglés, si es casada, se pone “Mrs.”. Si es soltera, “Ms.”.

    Tengo mis dudas y más que trabajo como asistente administrativo y frecuentemente tengo que hacer cartas y utilizo Sa., y una persona me cuestionó porqué uso esa abreviación; y me insta a utilizar Sra.

    Gracias por su atención.

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