Perdona la indiscreción, no sé si te parece… Ejemplo para la atenuación

Por , publicado el 18 de enero de 2023

Ya sabes como soy yo, no me callo nada. Al analizar este ejemplo, notamos que el hablante justifica su forma de ser (y de expresarse) para que sea aceptada por el oyente y pueda salvaguardar su propia imagen, lo que se logra empleando estrategias pragmáticas como la atenuación, tema que aborda este artículo.

La atenuación, según Briz, es un «recurso estratégico dentro de la actividad argumentativa y conversacional que busca la aceptación del oyente, ya sea de lo dicho y del decir o del propio hablante» (La estrategia atenuadora en la conversación cotidiana española, 2003, p.17). Para lograr esa aceptación se deben tomar en cuenta elementos lingüísticos (uso de verbos, modos verbales, diminutivos, etc.), pragmáticos (la intención comunicativa, el silencio, la entonación) y paralingüísticos (expresiones faciales, la risa, gestos corporales). Por ejemplo, en el enunciado Perdona la indiscreción, no sé si te parece…, apreciamos que el hablante ha mitigado la intención comunicativa debido a la sensación de amenaza que puede provocar en el receptor. Asimismo, en Me han dicho, pero no estoy segura, ¿eh?, que han cancelado el espectáculo el recurso atenuador utilizado al inicio del enunciado (Me han dicho, pero no estoy segura, ¿eh?) indica que el emisor no tiene la certeza de que la información transmitida sea cierta. En ambos ejemplos, el hablante atenúa la intención del mensaje para no afectar su imagen.

El objetivo de la atenuación es mitigar la intensidad de un enunciado para dar diferentes matices de significado. Así, el hablante puede a) reducir el compromiso de lo dicho a través del uso de la forma impersonal (Se comenta que lo encarcelaron por una deuda); b) evitar imponer el yo mediante el uso del condicional (Si a nadie le parece mal, me gustaría hablar de este tema); c) mitigar la amenaza al oyente (Podías haberlo dicho antes); d) suavizar un desacuerdo (Entiendo y respeto tu opinión, pero no la comparto).

Asimismo, al ser la atenuación una estrategia que sirve para expresar matices de significado, puede utilizar diversos recursos lingüísticos y/o paralingüísticos. Una de las formas lingüísticas más comunes es el uso de verbos como creer, pensar o imaginar (Creo que va a llover) que indican una suposición en lugar de un hecho comprobado. Otra forma es valerse de formas impersonales (Uno no sabe cómo actuar en estos casos) para evitar responsabilidad en lo dicho. La atenuación también se puede lograr mediante el uso recursos paralingüísticos como la risa, los gestos corporales, las expresiones faciales o el silencio y, en contextos audiovisuales, a través de imágenes y emoticonos.

Debido a que los recursos lingüísticos pueden ser diferentes en cada lengua, el tema de la atenuación presenta algunas dificultades; por ejemplo, reconocer en qué momento existe una atenuación, categorizar los recursos lingüísticos, identificar la intención del hablante y conocer sus diferencias culturales.

En resumen, para que se dé la atenuación en el acto comunicativo han de intervenir elementos lingüísticos y no lingüísticos que, según el contexto, pueden manifestar empatía o amenaza hacia el interlocutor. Es decir, puede mejorar o afectar la relación interpersonal y social de los participantes debido a que los estándares culturales y lingüísticos pueden ser distintos, incluso, en una misma lengua.

 

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