Tu energía, tu responsabilidad
Mucho se habla del cambio climático y de las medidas que los gobiernos deberían implementar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Es cierto que las políticas públicas son importantes, pero su aplicación suele ser lenta.
Pero, ¿qué hacemos nosotros para contribuir a alcanzar el objetivo global de emisiones netas cero para el año 2050? ¿Qué acciones podemos realizar si, finalmente, somos nosotros quienes más contaminamos en lo cotidiano? Todo lo que usamos – electricidad, gas, productos y transporte -tiene un costo energético y ambiental
Sin ir más lejos, ¿sabías que cargar un celular requiere 20 Wh? Es lo mismo que tener encendido un foco LED de 10 W por dos horas. Si hay 5 celulares en casa y se cargan 2 veces al día, ¡esa energía podría iluminar de noche toda tu casa!
¿Y cuántos celulares hay en el Perú? Millones, casi uno por habitante. Toda esa energía, sumada, podría abastecer el consumo eléctrico residencial del departamento de Piura. Y, si procuramos usar los celulares con más criterio —apagando el Bluetooth y el Wi-Fi cuando no los necesitamos, por ejemplo; o reduciendo el tiempo de uso de las redes sociales, etc. —, podríamos ahorrar hasta un 30%. ¡Eso equivale a abastecer de energía un departamento como Puno!
Ahora bien, pensemos en otros equipos más grandes y también numerosos: televisores, routers, decodificadores, aires acondicionados… ¡el potencial de ahorro es enorme!
En el Perú, el 40% de la electricidad se produce quemando gas natural, especialmente para cubrir los picos de demanda. Esto se debe a que las fuentes renovables, como la solar o la eólica, son intermitentes y no siempre responden a las necesidades actuales. Si bien existen baterías para almacenar energía renovable, estas son costosas y complejas de implementar masivamente.
¿Qué podemos hacer entonces desde nuestro rol personal? Mucho. Podemos moderar el consumo de electricidad y gas en casa, usar el auto o la moto solo cuando sea necesario y conducir de forma eficiente. También, podemos cuidar el agua y evitar el desperdicio de alimentos, cuya producción requiere de una gran cantidad de energía.
Así, no solo contribuiremos con nuestro “granito de arena” a alcanzar el objetivo global para el año 2050, sino que también podemos ahorrar dinero. Una familia que gasta 1000 soles al mes en energía podría ahorrar hasta 3000 soles al año con medidas sencillas.
Sin embargo, el ahorro no debería ser la única motivación. Usar la energía con criterio es una forma de vivir con sentido. Como señala el papa Francisco en Laudato Si’, “Si una persona, pudiendo gastar más, se abriga en vez de encender la calefacción, demuestra convicciones favorables sobre el cuidado del ambiente.”
Entonces, parafraseando al papa Francisco, ¿qué significará “abrigarnos” y no “encender la calefacción”? Tal vez, apagar lo que no usamos, caminar más o aprovechar mejor lo que ya tenemos. Se trata de actuar con responsabilidad. No solo para ahorrar hoy, sino para proteger el mañana de quienes más amamos: nuestra familia.

Rolando Seclén Campos
Profesor e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UDEP. Magíster en Gestión de la Energía y especialista en eficiencia energética y energías renovables. Dicta los cursos Tecnologías Eléctricas.



